domingo, 3 de abril de 2016

¿Una mirada o mil palabras?



Todos conocemos el poder que tiene la comunicación no verbal: nuestra postura corporal, el jugueteo con el cabello entre los dedos, el movimiento de nuestras manos, una determinada expresión en nuestra mirada… todo esto nos cuenta algo, nos ayuda a regular el proceso de comunicación ampliando o reduciendo el significado del lenguaje, nos da una serie de pistas que en la mayoría de ocasiones, sin darnos cuenta nos acerca o repele de personas que hasta ese momento son completas desconocidas. En base a ella, nos hacemos una composición más o menos acertada de la persona que tenemos frente a nosotros.



Sin quitar valor a la importancia de lo que vemos, todo esto se queda bastante vacío sin las palabras.




Si nos fijamos, podemos pasarnos el día comunicándonos con emoticonos y unos cuantos “Ok”, nos dejamos llevar por la impronta de las primeras impresiones (“que pinta lleva esa chica”), nos ofuscamos por situaciones en las que nuestros argumentos para solucionarlas se quedan guardados bajo llave en nuestra cabeza (“le tenía que haber dicho…”), etc. Tenemos la habilidad de crear universos paralelos sin que medie ni una sola conversación intencionada entre nosotros.



“Las palabras se las lleva el viento”. No creo… las palabras se quedan. Nos hacen sentir y por donde pasan, hacen ruido. Llegan y no siempre se van. Muchas de ellas me han traído por la calle de la amargura tantas veces como me han llevado a momentos inolvidables.



“Una mirada vale más que mil palabras”. ¿En serio? Bienaventurados los ciegos. Ellos ven… todo lo importante que hay que ver. Como diría Luis Vives: no hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras.



“En boca cerrada no entran moscas”. Tal vez, pero pensemos en cuántos momentos echamos de menos esa capacidad que todos tenemos a nuestro alcance: comunicar, expresar, entendernos. 





Un “me equivoqué, lo siento”, no se lo lleva el viento. Un “no puedes”, llega de lleno. Un “necesito tu ayuda en este momento”, no es un decir, un “apuesto por mí”, no cae en saco roto. La virtud de las palabras reside en nuestra intención a la hora de utilizarlas como se merecen, con respeto al efecto del que van cargadas. Son tan importantes en nuestro día a día, tan valiosas, tan sonoras… que es necesario cuidarlas cuando las regalamos a los demás o más importante aún, cuando nos las decimos a nosotros mismos. Nuestra única responsabilidad reside en prestar atención y pensar antes de comunicarlas.



¿Qué sería de nosotros sin las palabras de ciertas canciones? ¿Cómo nos defenderíamos ante las injusticias sin hacer uso de ellas con vehemencia? ¿Qué sentido tendría un café para dos sin compartirlo con una buena conversación?





Las palabras no siempre desaparecen, en muchas ocasiones nos acompañan toda la vida. El lugar que ocupen en ella, se lo damos nosotros, pero nos acompañan… cuídalas, siéntelas y compártelas con la intención que se regala lo que no se compra con dinero. Hace falta algo más que una mirada para que la comunicación nos permita entendernos. Somos seres sociables, nos necesitamos (unos más que otros) y las palabras nos pueden llevar a entendernos o a competir, tú decides. Eso sí, recuerda que como bien diría el refrán, “hablando se entiende la gente”.



Atentamente, Alicia.


2 comentarios:

  1. Opino que tienes mucha razón, el lenguaje no verbal sin las palabras no tienen excesivo valor...más bien sirven para reafirmarlas o invalidarlas. Creo a las palabras hay que darles el valor que tienen y respetarlas y pensarlas antes de decidirse a soltarlas, o como bien dices a decírnoslas a nosotros mismos. La palabra tiene mucha fuerza, y sino...porque hay veces que tememos y nos trastorna tanto pronunciarlas? Por eso nos cuesta responder a una ofensa o decir un te quiero...porque sabemos de su alcance y tendrá consecuencias para bien o para mal. Pero creo que es mucho mejor pronunciarlas que callar y después pensar "se lo tenía que haber dicho" y montarnos nuestra película!
    Las palabras están para comunicarnos y entendernos, porque "hablando se entiende la gente", así es...
    Muchas gracias Alicia, por una vez mas hacernos reflexionar sobre algo que muchas veces tenemos un poco olvidado y aún así tan importante como el sentido y la importancia de las palabras!

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  2. Hola Juande!

    Efectivamente, la intención con la utilizamos las palabras nos hace dueños de un recurso tan maravilloso como dañino... Tener en cuenta las posibilidades del mismo es muy importante y como bien dices, bien comunicadas y entendidas, tienen mucho valor.
    Muchas gracias por compartir tu opinión, Juande.

    Un abrazo!

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