Me gusta jugar con la simbología
de los sueños para intentar darle sentido a ciertas piruetas oníricas que son surrealistas
hasta que a veces, dejan de serlo. Soñar con nieve derritiéndose, para muchos
indica la existencia de soledad. Y realmente, la nieve es fría, paraliza y
entumece. Como la soledad.
Desde el niño que no encuentra el
lugar en su colegio hasta la madre que ve cómo sus hijos se hacen mayores y van
viviendo sus vidas saliendo poco a poco de la suya, pasando por el novio al
que su chica le deja por otro o el
abuelo que mira los anuncios de televisión en los que siempre salen personas
jóvenes y risueñas mientras él espera a que den las 21.00 para tomarse las
pastillas y acostarse… todos sentimos la soledad en mil y una situaciones en
nuestra vida. Llega de golpe, pero del mismo modo… se va.
Cuando resulta más complicado
indicarle la salida es cuando la empoderamos y dejamos que marque con su sello
de frialdad la percepción global de nuestra vida. Ahí, se convierte en una
emoción crónica que arrasa con todo lo que hay a nuestro alrededor. Nos hace
sentir vacíos, faltos de todo, sin esperanza. Se activa una alarma que salta en
nuestra cabeza y nos dice “estás solo” o mejor aún, “te vas a quedar solo”.
Sentir la soledad o el miedo a que aparezca en nuestras vidas, hace que sigamos
rumbos muy diferentes a los que llevaríamos de no ser por darle ese timón para
que decida ella. Acto seguido:
-
Bajamos
las expectativas de pareja y llegamos a creer que el concepto de felicidad está
sobrevalorado, que nadie tiene matrimonios felices y que realmente la vida en
pareja (sea como sea) es mejor que en solitario.
-
Nos
acostumbramos a compartir nuestro tiempo libre con personas que no nos gustan
simplemente porque pensamos que sin ellas, nos sentiríamos solas.
-
Creemos
que los demás son el origen y la solución de todos nuestros problemas.
Solemos preferir no mirarla de
cara y optamos por ponerle una chaqueta para que parezca que es fruto de un mal
día en el trabajo, otras veces le colocamos una sonrisa mientras vemos las
fotos de las vacaciones de una compañera de clase o la disfrazamos con un velo
mientras hablas de tu inminente boda con alguien que si volvieras atrás seguramente
no estarías con él.
Cuando nos guía la soledad, nos
acostumbramos a ver la vida desde un sótano con la luz justa para mirar el
reloj y contar las horas para que pase el día. Olvidamos que si salimos del sótano,
nos esperan las escaleras de siempre, que conforme las vayamos subiendo
podremos respirar mejor, que aunque de primeras nos moleste la luz directa
volveremos a la claridad y hasta incluso, podemos llegar a la terraza para
contemplar que hay muchas personas desconocidas a nuestro alrededor, que
sienten la soledad como nosotros, que saben que les acompaña en ocasiones pero
no le permiten que les digan qué mirada tienen que utilizar ante la vida.
La soledad depende de la
comprensión o incomprensión de nuestro mundo interior, de nuestros estados
emocionales. Lo que sucede dentro de nosotros y cómo lo gestionamos marca la
diferencia. No son los demás, no la disuelve estar o no acompañado. Como
siempre, es tarea nuestra permitir que la soledad nos atrape haciéndonos vivir
ausentes o le cedamos amablemente su sótano con vistas a la oscuridad mientras
nosotros subimos corriendo las escaleras hacia la azotea. Ser conscientes de su
existencia, aceptarla y sentirnos comprendidos es fundamental para seguir
guiando nuestra vida en primera persona: enfocando desde el prisma de la
gratitud ante cada nuevo día, buscando aquellas personas que nos necesitan
justo a nosotros, conocer a otras que te brinden la oportunidad de compartir experiencias,
siendo generosos, cuidando nuestras emociones, escuchándolas, sintiendo el
arte, viviendo el abrazo de la naturaleza…
La comprensión hace desaparecer la
soledad. Y yo te entiendo.
Atentamente, Alicia.
Realmente, creo que todos nos sentimos en soledad alguna vez, no importa que estemos solos o acompañados, no es malo estar solo, si es malo sentirse solo y como tu bien dices dejar que se apodere de nosotros esa sensación. Tengo una amiga que siempre me dice, "hay que hacerse amigo de la solé (sole-dad) " y no sabes como me ha enseñado que es bueno disfrutar de nuestros momentos de soledad, porque se que cuando quiera, solo tengo que salir a la calle poner una sonrisa, y tengo mil opciones para salir de ese sótano y disfrutar de esa luz.
ResponderEliminarGracias otra vez Alicia, por abrirnos la ventana para que veamos la escalera.
¡Hola Joan!
EliminarExacto: SENTIRSE solo...
Hay que dejar el sótano para esa sensación y nosotros vivir en otro punto de la casa, sabiendo que existe, que tiene su lugar... allí.
¡Gracias , Joan!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUna vez más admiro tu percepción de la condición humana...partimos de estar "uno consigo mismo" para ser "de, para y por los demás". Se puede concebir la existencia sin asumir el "ser social"?. No puedo evitar comentar cómo disfruto despertar con tu prosa...o "poesía"? Abrazos desde esta orilla del mundo.
ResponderEliminarUna vez más admiro tu percepción de la condición humana...partimos de estar "uno consigo mismo" para ser "de, para y por los demás". Se puede concebir la existencia sin asumir el "ser social"?. No puedo evitar comentar cómo disfruto despertar con tu prosa...o "poesía"? Abrazos desde esta orilla del mundo.
ResponderEliminar¡Hola Luis!
EliminarPara nuestro desarrollo personal sin duda es necesario el contacto y la afectividad. Y este es más satisfactorio, cuanto más somos como tú bien dices "de, para y por los demás".
Ya en su momento la pirámide de Maslow mostraba nuestro caracter social en la necesidad de afiliación: relación, participación y aceptación social.
Que nunca nos falte la comprensión hacia nosotros y hacia los demás...
Gracias, Luis.
¡Un abrazo cardiaco!
Estoy contigo Alicia, sentirse sólo es algo que todos vamos a experimentar en algún momento, aceptarla y no dejarse arrastrar hacia ese sótano oscuro es nuestra elección. Por estar acompañados no vamos a eludirla, si no nos aceptamos tal como somos y compartimos nuestro tiempo y experiencias con los que nos aprecian. Y con comprensión...preciosa palabra!
ResponderEliminarMe ha encantado tu certera perspectiva y la manera de plantear la soledad con unos ejemplos con los que es tan fácil sentirse identificado. Muchas gracias Alicia!
Sí, Juande. La comprensión hacia nosotros mismos es fundamental.
EliminarConocernos y abrazar la soledad sin miedo es una tarea que requiere valentía, pero merece la pena.
Muchas gracias, Juande!
Sí, Juande. La comprensión hacia nosotros mismos es fundamental.
ResponderEliminarConocernos y abrazar la soledad sin miedo es una tarea que requiere valentía, pero merece la pena.
Muchas gracias, Juande!