lunes, 25 de enero de 2016

Cuando la soledad asusta



Me gusta jugar con la simbología de los sueños para intentar darle sentido a ciertas piruetas oníricas que son surrealistas hasta que a veces, dejan de serlo. Soñar con nieve derritiéndose, para muchos indica la existencia de soledad. Y realmente, la nieve es fría, paraliza y entumece. Como la soledad.



Desde el niño que no encuentra el lugar en su colegio hasta la madre que ve cómo sus hijos se hacen mayores y van viviendo sus vidas saliendo poco a poco de la suya, pasando por el novio al que  su chica le deja por otro o el abuelo que mira los anuncios de televisión en los que siempre salen personas jóvenes y risueñas mientras él espera a que den las 21.00 para tomarse las pastillas y acostarse… todos sentimos la soledad en mil y una situaciones en nuestra vida. Llega de golpe, pero del mismo modo… se va.




Cuando resulta más complicado indicarle la salida es cuando la empoderamos y dejamos que marque con su sello de frialdad la percepción global de nuestra vida. Ahí, se convierte en una emoción crónica que arrasa con todo lo que hay a nuestro alrededor. Nos hace sentir vacíos, faltos de todo, sin esperanza. Se activa una alarma que salta en nuestra cabeza y nos dice “estás solo” o mejor aún, “te vas a quedar solo”. Sentir la soledad o el miedo a que aparezca en nuestras vidas, hace que sigamos rumbos muy diferentes a los que llevaríamos de no ser por darle ese timón para que decida ella. Acto seguido:



-         Bajamos las expectativas de pareja y llegamos a creer que el concepto de felicidad está sobrevalorado, que nadie tiene matrimonios felices y que realmente la vida en pareja (sea como sea) es mejor que en solitario.

-         Nos acostumbramos a compartir nuestro tiempo libre con personas que no nos gustan simplemente porque pensamos que sin ellas, nos sentiríamos solas.

-         Creemos que los demás son el origen y la solución de todos nuestros problemas.



Solemos preferir no mirarla de cara y optamos por ponerle una chaqueta para que parezca que es fruto de un mal día en el trabajo, otras veces le colocamos una sonrisa mientras vemos las fotos de las vacaciones de una compañera de clase o la disfrazamos con un velo mientras hablas de tu inminente boda con alguien que si volvieras atrás seguramente no estarías con él.



Cuando nos guía la soledad, nos acostumbramos a ver la vida desde un sótano con la luz justa para mirar el reloj y contar las horas para que pase el día. Olvidamos que si salimos del sótano, nos esperan las escaleras de siempre, que conforme las vayamos subiendo podremos respirar mejor, que aunque de primeras nos moleste la luz directa volveremos a la claridad y hasta incluso, podemos llegar a la terraza para contemplar que hay muchas personas desconocidas a nuestro alrededor, que sienten la soledad como nosotros, que saben que les acompaña en ocasiones pero no le permiten que les digan qué mirada tienen que utilizar ante la vida.




La soledad depende de la comprensión o incomprensión de nuestro mundo interior, de nuestros estados emocionales. Lo que sucede dentro de nosotros y cómo lo gestionamos marca la diferencia. No son los demás, no la disuelve estar o no acompañado. Como siempre, es tarea nuestra permitir que la soledad nos atrape haciéndonos vivir ausentes o le cedamos amablemente su sótano con vistas a la oscuridad mientras nosotros subimos corriendo las escaleras hacia la azotea. Ser conscientes de su existencia, aceptarla y sentirnos comprendidos es fundamental para seguir guiando nuestra vida en primera persona: enfocando desde el prisma de la gratitud ante cada nuevo día, buscando aquellas personas que nos necesitan justo a nosotros, conocer a otras que te brinden la oportunidad de compartir experiencias, siendo generosos, cuidando nuestras emociones, escuchándolas, sintiendo el arte, viviendo el abrazo de la naturaleza…





La comprensión hace desaparecer la soledad. Y yo te entiendo.



Atentamente, Alicia.















10 comentarios:

  1. Realmente, creo que todos nos sentimos en soledad alguna vez, no importa que estemos solos o acompañados, no es malo estar solo, si es malo sentirse solo y como tu bien dices dejar que se apodere de nosotros esa sensación. Tengo una amiga que siempre me dice, "hay que hacerse amigo de la solé (sole-dad) " y no sabes como me ha enseñado que es bueno disfrutar de nuestros momentos de soledad, porque se que cuando quiera, solo tengo que salir a la calle poner una sonrisa, y tengo mil opciones para salir de ese sótano y disfrutar de esa luz.
    Gracias otra vez Alicia, por abrirnos la ventana para que veamos la escalera.

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    1. ¡Hola Joan!

      Exacto: SENTIRSE solo...

      Hay que dejar el sótano para esa sensación y nosotros vivir en otro punto de la casa, sabiendo que existe, que tiene su lugar... allí.




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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Una vez más admiro tu percepción de la condición humana...partimos de estar "uno consigo mismo" para ser "de, para y por los demás". Se puede concebir la existencia sin asumir el "ser social"?. No puedo evitar comentar cómo disfruto despertar con tu prosa...o "poesía"? Abrazos desde esta orilla del mundo.

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  4. Una vez más admiro tu percepción de la condición humana...partimos de estar "uno consigo mismo" para ser "de, para y por los demás". Se puede concebir la existencia sin asumir el "ser social"?. No puedo evitar comentar cómo disfruto despertar con tu prosa...o "poesía"? Abrazos desde esta orilla del mundo.

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    1. ¡Hola Luis!

      Para nuestro desarrollo personal sin duda es necesario el contacto y la afectividad. Y este es más satisfactorio, cuanto más somos como tú bien dices "de, para y por los demás".

      Ya en su momento la pirámide de Maslow mostraba nuestro caracter social en la necesidad de afiliación: relación, participación y aceptación social.

      Que nunca nos falte la comprensión hacia nosotros y hacia los demás...

      Gracias, Luis.

      ¡Un abrazo cardiaco!

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  5. Estoy contigo Alicia, sentirse sólo es algo que todos vamos a experimentar en algún momento, aceptarla y no dejarse arrastrar hacia ese sótano oscuro es nuestra elección. Por estar acompañados no vamos a eludirla, si no nos aceptamos tal como somos y compartimos nuestro tiempo y experiencias con los que nos aprecian. Y con comprensión...preciosa palabra!
    Me ha encantado tu certera perspectiva y la manera de plantear la soledad con unos ejemplos con los que es tan fácil sentirse identificado. Muchas gracias Alicia!

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    1. Sí, Juande. La comprensión hacia nosotros mismos es fundamental.

      Conocernos y abrazar la soledad sin miedo es una tarea que requiere valentía, pero merece la pena.

      Muchas gracias, Juande!

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  6. Sí, Juande. La comprensión hacia nosotros mismos es fundamental.

    Conocernos y abrazar la soledad sin miedo es una tarea que requiere valentía, pero merece la pena.

    Muchas gracias, Juande!

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