Imagina
un paquete de palomitas de maíz, pero te pediría que visualizaras el proceso
hasta que están listas para comer. Los granos de maíz se van calentando poco a
poco hasta que comienzan a saltar.
Casi
todos los granos saltan pero, ¿qué ocurre con los que permanecen en el fondo y
sin moverse?, ¿qué ocurre con los que mantienen ese calor durante mucho tiempo
pegados en al fondo? Que al final… se queman.
Lo hacen
tan poco a poco, pasan tan desapercibidos entre tanto maíz, que nadie puede
presagiar su trágico y “chamuscado” final. Salvando las distancias, en nuestra
vida diaria podemos sentirnos identificados en alguna ocasión con ese paquete
de palomitas, asumiendo parecernos más a las que saltan o a las que se queman.
En
nuestras relaciones personales, ámbito laboral, con nosotros mismos, a veces necesitamos
saltar cual palomita de maíz y salir de eso que nos entorpece, nos hace sentir
mal o nos hace daño. Es necesario hacerlo si no queremos
consumirnos quemándonos poco a poco y sin darnos cuenta. No hace falta que una
persona o circunstancia nos genere una grave ofensa o que nos
sintamos tremendamente desdichados, hay que ser conscientes de sentir que estamos “a fuego
lento”, igual aún no quema, pero estás abocado a quemarte si no
saltas antes…
Saltar significa decidir salir de aquello que no encaja en
nuestra vida antes de quemarnos, dejar a un lado lo que conocemos y no nos
gusta por la incertidumbre de lo desconocido, obviar nuestros argumentos
justificadores para permanecer inmóviles y valorarnos, probar lo que significa
no dejarnos someter por los deseos de los demás cuando no son los nuestros,
es... ser valiente y tomar decisiones.
Si
lo que conoces te oprime, no te llena o te estanca, no lo dudes y salta. No
siempre vale más malo conocido que bueno por conocer. No te conformes y piensa
en grande dando pasos pequeños, no te limites a lo que ves desde
tus cuatro paredes y abre la ventana.
Vivimos
tan deprisa, que no somos conscientes del olor a quemado: cuando
te aprietan porque saben que no dirás que no y a ti no te importa hacerlo,
cuando te menosprecian pero no lo hacen con mala intención así que para ti no
cuenta, cuando dejas pasar días y siempre hay algo más urgente de otros que
dependen de ti y tú puedes hacer tus cosas en otro momento… huele a quemado.
Presta atención y activa el detector de humos en tu familia, amigos, trabajo,
contigo mismo… se consciente de la calidad de todas esas relaciones a las que
dedicas la mayor parte de tu tiempo y sin duda, afectan de manera directa a la
calidad de tus días. Piensa si esas situaciones que estás viviendo
te estancan, si esa persona con la que quedas y terminas pensando que mejor no
lo hubieses hecho merece ese tiempo en tu vida, si cada vez que piensas en ti
terminas llegando a la conclusión de no entender cómo siendo como eres, has
llegado a este punte punto de quemazón tan injusto para ti. Si es
así, no lo dudes, SALTA:
Toma el
control y protagoniza las decisiones de tu vida que están en tu mano. Gestiona
quién merece o no formar parte de ella. Alégrate de saber que tú eres tu mayor
fuente de bienestar. Como diría Charles Darwin, "no es la especie más
fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al
cambio". Atrévete y observa: igual aquello que crees que
está dando luz, no es más que la llama del fuego que te está quemando…
Atentamente,
Alicia.
Me ha parecido genial la metáfora de las palomitas. Y la descripción de lo que nos puede pasar si no reaccionamos y tomamos el control... Insuperable. Que cierto es que si no somos conscientes de lo que nos daña y oprime, o lo somos y vamos aguantando, nos vamos chamuscando y quedando estancados.
ResponderEliminarConsidero que cuando nos educan para complacer a los demás antes incluso que a nosotros mismos, eso va condicionando nuestra forma de actuar cuando olemos a quemado. Así que debemos ser valientes, dejar de justificarnos, valorarnos y...saltar!!
Muchas gracias Alicia por la inteligencia y cariño con la que abordas temas tan cercanos a la vez que importantes para todos!!
¡Hola Juande!
EliminarTotalmente de acuerdo. Gran parte de nuestras reacciones "sumisas" vienen condicionadas por nuestra educación: haz el bien, no te enfades, intenta entender a los demás...
Y es estupendo contar con esa capacidad empática siempre y cuando, no nos pasemos y nos quememos de tanto entender/aguantar.
Ser conscientes de nuestro derecho a poder decir: hasta aquí, ya está bien, no te lo consiento, etc, es un buena forma de prevenir "quemazones".
Muchas gracias por tu comentario, Juande.
Un abrazo.